miércoles, 8 de septiembre de 2010

Nicolae Ceausescu

Dictador comunista rumano (Scornicesti, 1918 - cercanías de Bucarest, 1989). Procedente de una familia campesina, emigró a Bucarest en 1931 para trabajar en la industria; un año después entraba en el movimiento sindical y en 1933 se unía a la Juventud Comunista. Su militancia le llevó a varias cárceles y campos de concentración.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial fue elegido diputado (1946) y accedió al Comité Central del Partido Comunista (1948), al tiempo que la influencia soviética en aquella zona convertía a Rumania en un régimen comunista. Pasó por diversos cargos políticos en la agricultura y las fuerzas armadas; en 1955 accedió al Politburó; y en 1965 culminó su ascensión al hacerse con la Secretaría General del Partido (que dos años más tarde completó con la Presidencia del Consejo de Estado).

Una posterior reforma de la Constitución le permitió hacerse designar presidente de la República en 1974. Durante más de veinte años, Ceausescu gobernó Rumania como un dictador implacable: mantuvo un Estado policial de corte estalinista (basado en una eficaz policía política, la Securitate), al que añadió un toque autóctono de corrupción y nepotismo. El «clan» de los Ceausescu monopolizó los más importantes cargos del país y acumuló gracias a ello una enorme fortuna.

Sin embargo, algunos políticos occidentales alabaron la política de este personaje, ya que se mantuvo moderadamente distante de la línea oficial soviética: por ejemplo, cuando denunció la invasión soviética de Checoslovaquia (1968).
Su obsesión por liberar a Rumania de la deuda externa le llevó a canalizar todas las energías productivas del país hacia la exportación, con lo cual -si bien es cierto que aligeró la deuda- condenó a la población a niveles de vida miserables.

Quizá sea eso lo que explique el final de su régimen, más violento que el de las restantes dictaduras comunistas de Europa Oriental: ante la política democratizadora de Gorbachov en la URSS y la retirada del apoyo soviético, el pueblo rumano se lanzó a la insurrección en 1989.

Durante un discurso en Timisoara (cuyo contenido expresaba su posición inmovilista), Ceausescu fue abucheado y, en represalia, ordenó disparar contra la multitud; el descontento estalló en rebelión armada, a la que se unió parte del ejército. Ceausescu y su esposa, Elena, fueron apresados cuando se disponían a huir del país, juzgados sumariamente y fusilados.

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